La psicología de una estafa: los estafadores no apuntan al intelecto, sino a la emoción, la confianza y los sesgos cognitivos.

Nos gusta pensar que la inteligencia es un escudo contra el engaño, pero cuando se trata de estafas, incluso las mentes más agudas pueden ser engañadas. Desde CEOs hasta expertos en ciberseguridad, nadie es inmune. ¿Por qué? Porque los estafadores no apuntan a la inteligencia, apuntan a la emoción, la confianza y los sesgos cognitivos.

Los estafadores no te superan con inteligencia; te superan jugando. Las estafas están diseñadas para eludir la lógica y aprovechar nuestros puntos ciegos psicológicos. Utilizan la urgencia, el miedo y la familiaridad para provocar decisiones rápidas. No estás siendo tonto, estás siendo humano.

Algunos de los principales desencadenantes psicológicos que los estafadores explotan:

  • Urgencia y miedo: “¡Tu cuenta será suspendida a menos que actúes ahora!” Estos mensajes crean pánico, empujándote a actuar antes de pensar.

  • Sesgo de autoridad: Los mensajes que parecen provenir de bancos, agencias gubernamentales o incluso de tu jefe tienen más probabilidades de ser confiados sin un análisis crítico.

  • Prueba social y miedo a quedarse fuera: Los esquemas Ponzi y las estafas de inversión a menudo se basan en testimonios o la participación grupal. Si otros lo están haciendo, debe ser seguro, ¿verdad?

  • Disonancia cognitiva: Una vez que nos hemos comprometido con una decisión, tendemos a racionalizarla, incluso si aparecen señales de alerta. Ignoramos las señales de advertencia para evitar admitir que estábamos equivocados.

Los estudios muestran que las personas de entre 35 y 44 años están entre las más propensas a caer en estafas, y quienes tienen entre 18 y 24 años son los que más dinero han perdido. Esto no tiene que ver con el coeficiente intelectual, sino con la vulnerabilidad en momentos de estrés, distracción o agobio emocional. Incluso las personas con alta educación pueden ser manipuladas si la estafa se alinea con sus valores, miedos o deseos.

La mejor manera de protegerte es ser consciente de tus propias tendencias psicológicas.

  • Reduce la velocidad: Los estafadores se aprovechan de la urgencia. Tómate un momento para reflexionar.

  • Verifica de manera independiente: No confíes en enlaces o números de teléfono en mensajes sospechosos. Ve directamente a la fuente.

  • Cuestiona los desencadenantes emocionales: Si un mensaje te hace sentir pánico, halagado o presionado, haz una pausa y reevalúa.

  • Edúcate: Aprende sobre las estafas comunes y cómo operan. EL CONOCIMIENTO ES PODER.

  • Habla sobre ello: La vergüenza mantiene a las víctimas en silencio. Compartir experiencias ayuda a otros a mantenerse seguros.

Vianey Paul